Antonio Ananía falleció a los 97 años. Sus restos serán sepultados en la necrópolis de Villa Saboya. No habrá responso.

En horas de la madrugada, a los 97 años, falleció Antonio  Ananía, uno de los últimos emblemas regionales, siempre comprometido con la realidad de su amada Villa Saboya y toda la zona.

Dueño de grandes vivencias, imperdibles y variadas anécdotas siempre dispuesto a contarlas, “Antonito” se destacó por estar siempre informado y participar de cada iniciativa o reunión pueblerina, contando con gran participación en Federación Agraria, entre otras instituciones. También fue impulsor de los festejos por el “Año Nuevo Criollo”, como así también distintas actividades sociales y culturales.

Hombre de muchos amigos en todo el país, siempre dispuesto a dar una mano y, especialmente, a charlar mate de por medio. Familiero empedernido. Desde hace años se radicó en Rufino, donde siguió participando institucionalmente, hasta que los años comenzaron a pasarle factura. Pese a esto, hasta hace poco se lo vio por el barrio saludando a todos y brindando su afecto y sabiduría.

Se fue en silencio, casi desapercibido, en épocas de pandemia, por lo que la despedida quedará inconclusa para muchos. Su cuerpo fue trasladado a su Villa Saboya adorada, donde descansará eternamente.

Hasta siempre Antonito, gracias por tu amistad y enseñanza permanente. Seguramente Dios necesitaba un consejero y lo llamó a su lado.